El desencadenamiento de una escalada de agresiones militares entre el Estado Judío de Israel y la Nación Palestina en el territorio de Gaza, nos remece diariamente,desde las imágenes que circulan en los medios y redes sociales, hasta las posiciones en defensa y/o ataque de uno y otro lado. Desenvolver la madeja del hilo que nos lleva encontrar las razones que pueden estar fundamentadas entre la lucha de territorios y derechos de tierra, o sobre la misión divina y teológica de cada una de las partes puede ser una trama sin fin; sin saber cual extremo del mismo hilo es la punta inicial.
Ambas partes son guiadas por una búsqueda de identidad quebrada históricamente, tratándose de construir sobreponiéndose por la fuerza; donde no hay discusión de la superioridad potencial militar de uno sobre el otro, pero también son parte de la contienda los ideales y convicciones que tienen cada uno de ellos y que son trasmitidos a sus fuerzas y defensores.Lo que no podemos hoy defender, es la postura de tener la razón en el conflicto por medio de la destruccion y el exterminio del otro, mas si eso significa que los ataques indiscriminados a blancos de guerra, conlleva la muerte y desolación de la población civil, de cualquiera de las partes.
En el mismo conflicto aun subsisten los pueblos insertos dentro del mismo, los cuales conviven en territorios peleados, compartiendo relaciones sociales, económicas y hasta familiares. Pueblos que dentro de sus temores buscan los refugios anti-bombas, las vías de evacuación y el huir de la cruda batalla, para seguir luego en su cotidianidad quebrada. Los que hemos vivido en países con guerra, sabemos que nadie las gana, sino que todos somos perdedores dentro de ella. Es la población civil de cada uno de los lados la que hoy esta perdiendo.
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