El llamado a una marcha de protesta por la situación migratoria en Iquique, derivó en imágenes en una violencia inusitada en contra población migrante apostada irregularmente en espacios públicos en espera de una solución.
Todo tipo de violencia es rechazable, venga de
donde venga. esta vez nos enfrentamos a una violencia con características de
xenofobia contra migrantes, pero que también se mezcla peligrosamente con una aporofobia
por las características socioculturales de quienes fueron violentados. Nos
enfrentamos a una violencia política, la cual está ensalzada por aires
electorales, donde los discursos contra los migrantes incentivan a la
agresividad vivenciada. Violencia del estado que no ha tenido respuestas
oportunas, estableciendo normas y políticas migratorias descontextualizadas.
Violencia social, de una sociedad que se ve sin respuestas claras a sus
necesidades y a los problemas que se exacerban en su comunidad. Violencia de
los medios que se esfuerzan en buscar las imágenes más impactantes y los
elementos negativos para sus audiencias en base al dolor ajeno.
Violencia desatada por la crisis, y no sólo la
crisis migratoria, producto de una fuerte movilidad humana dentro de los
últimos años; sino que también producto de la crisis sanitaria, y las medidas
tomadas para enfrentarla, entre ellas el cierre de fronteras, lo que ha
derivado exponencialmente al cruce de fronteras de manera irregular. Una crisis
migratoria, que no es nueva que se viene manifestando hace más de un año en la
región. Es a la vez, una crisis social, donde quedan reveladas las condiciones
de precariedad y vulnerabilidad social que deben vivir las personas dentro de
sus procesos migratorios.
Crisis política de representación y medidas de
respuesta oportuna, que no sean sólo de control y sanción, sino que sea de
prevención y protección. Es en definitiva una crisis sociopolítica que debe
presionar al Estado, y a los aspirantes electorales, a posicionarse desde una
visión de respuestas sociales Postcovid que contribuyan a la construcción de una
nueva sociedad, dentro de los márgenes de la integración, la convivencia y el
respeto de los derechos; desafío del presente para cada uno de nosotros.