Elecciones en Chile: Peligros y desafíos para las Ciencias Sociales
Francisco Ramírez Varela
Académico Investigador, Trabajador Social, UDLA
Luego de un proceso eleccionario general en Chile nos vemos enfrentados a una segunda vuelta electoral que enfrenta dos posiciones políticas, que difieren no solamente en la forma de ver la gobernanza política, sino que también en cómo entender la sociedad y las problemáticas sociales de la misma. Al mismo tiempo también difieren fuertemente en cómo enfrentan lo relacionado con la educación y, sobre todo, con el abordaje de la visión de la ciencia y en especial de las ciencias sociales. Es importante por ello, hacer un análisis de las diferentes propuestas, que no solamente representan las voluntades políticas de los candidatos, sino también reflejan su posicionamiento ante las ciencias sociales y el devenir científico.
Por un lado, nos encontramos al candidato de la extrema derecha, quien dentro de su programa y su discurso político refleja un distanciamiento de las propuestas alternativas y reformadoras de la educación, con énfasis en una visión de la ciencia sesgada y conservadora. Podemos notar dentro de su programa de gobierno, cuando aporta las miradas hacia la ciencia, en general son abordadas desde un abordaje en función de una perspectiva clásica, donde el énfasis es en aquellas ciencias llamadas puras - como que si las otras ciencias se merecieran el infierno de las ciencias impuras -, en donde se da un fuerte guiño hacia paradigmas positivistas.
De la misma forma, se plantea las ciencias desde una perspectiva centrada en la Investigación y el Desarrollo (I+D), pero dando énfasis en el apoyo e incentivo desde el sector privado (punto 227 del programa). A la vez cuando hace mención en su programa a la ciencia, hace referencia sobre todo al ámbito científico ligado al STEM (por sus siglas en inglés) es decir del ámbito de la ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, la cual no incluye en su nomenclatura las ciencias sociales, así como a las humanidades y artes. El mismo es utilizado solamente para hacer mención del apoyo a las mujeres en su carrera científica en esas áreas (punto 697 del programa).
Asimismo, destaca en varios apartados la necesidad del sustento de la ciencia y la evidencia empírica comprobable, lo que hace claro advertencia a una ciencia basada en el positivismo con adherencia a los principios fundamentales de objetividad, racionalidad y determinismo, a lo que se podría entender como una tradición racionalista occidental, donde se valida solo lo que las ciencias objetiva y empíricamente comprueban o demuestra. Esto trasciende las fronteras de lo netamente científico, traspasando a la educación, donde refiere revisar todo material científico educativo, validando el que tenga sustento en evidencia empírica comprobable, diferenciándolo de argumentos ideológicos sin sustento científico o racional (punto 772 del programa). De igual forma hace énfasis programático en desarrollar un plan de lectura formativa para colegios y universidades, entre otros ámbitos en las ciencias sociales (punto 250 del programa).
Por otro lado, encontramos el peligro del sesgo hacia las Ciencias Sociales, el cual es exaltado con la propuesta directa que vierte en su programa sobre terminar las operaciones de FLACSO en el país (punto 77 del programa), con todas las consecuencias que puede traer esto y dejando implícito una persecución de las ciencias sociales. No debemos de olvidar que la FLACSO es un organismo internacional dedicado a la investigación, docencia y difusión de las ciencias sociales desde y para América Latina. Se ha consolidado por décadas desde el punto académico como un lugar de encuentro y de discusión de las Ciencias Sociales. Dentro de sus propósitos y funciones se dedica al estudio y análisis de las diversas problemáticas sociales; aportando y contribuyendo con conocimiento a la construcción e instalación de políticas publicas y sociales. Pero también colabora brindando una perspectiva crítica y constructiva al desarrollo social de Latinoamérica.
Ya para el golpe de estado y la dictadura militar en Chile, sus instalaciones fueron cerradas, y sus miembros perseguidos, expulsados del país y muchos exiliados por el trabajo que realizaban desde las ciencias sociales. A ello se sumó después del golpe de estado la instauración de procesos de intervención y depuración en la Universidades, que instauraron procesos de contrarreformas por medio de la intervención militar de las instituciones, la persecución política y una nueva legislación. No debemos de olvidar que llevo a la clausura arbitraria e inmediata de diversas carreras de formación profesional de las ciencias sociales, como fueron por ejemplo trabajo social y sociología. Esto no solo sucede en Chile “en los países del Cono Sur las ciencias sociales—junto con otras disciplinas—fueron muy golpeadas por las dictaduras militares: centros de investigación y docencia clausurados; académicos y estudiantes encarcelados, expulsados o desaparecidos; funcionarios perseguidos” (Stavenhagen, 2014).
Ya el programa de la derecha advierte del peligro de la “ideologización” de la enseñanza y la investigación en las universidades, reflejando un sesgo ideológico en sí mismo. El creer que la ciencia tiene un único enfoque objetivo, en especial las ciencias sociales, es desconocer la historia y la trayectoria de las ciencias, al parecer se negara la revolución científica de Kuhn por su mera apología nominal que podría ser ideologizada. Es sin duda que el cambio y la división de paradigmas, ya nos advierte en una diversidad de posiciones que se deben de considerar frente a la ciencia, que son parte de una ideologización de la ciencia, pero en base a fundamentos y criterios epistemológicos y metodológicos. Refleja en si un desconocimiento del que hacer de las ciencias, y en específico de las ciencias sociales, de las cuales su labor investigativa no solo debe ser imaginado desde la generación de conocimiento científico, sino para que queremos generar dicho conocimiento científico.
Por la otra vereda, desde la coalición de izquierda que pasa al balotaje, el programa plantea diversas perspectivas que incluyen a las ciencias sociales. Este se centra en un enfoque de Investigación, desarrollo e innovación (I+D+i); es importante destacar que la diferencia sustancial entre ambos enfoques de I+D y el I+D+i, se basa en que el primero se fundamenta en el desarrollo desde un enfoque economicista, mientras que el segundo es una superación del anterior, al incorporar el enfoque de la ciencia aplicada en conjunto con la ciencia pura. Así mismo el programa hace énfasis en el mejoramiento en la formación y trayectorias laborales de la investigación en un modelo CTCI, de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación (página 70 del programa); incentivando la inter y transdisciplinariedad, así como la diversidad de temáticas locales y la interacción de los investigadores, entendiendo así la ciencia desde un enfoque de la complejidad.
En este sentido se plantea una serie de medidas, enfocadas en el aporte de la investigación y el conocimiento para generar transformaciones en un nuevo modelo de desarrollo, fortaleciendo así el aporte al área de ciencia, tecnología e innovación. Al mismo tiempo se propone la creación de una línea de trabajo especial para impulsar y fortalecer el desarrollo de las artes, humanidades y ciencias sociales, al que denomina Conocimientos 2030. Esta propuesta se basa en apoyar el desarrollo de proyectos consorciados de facultades de estas áreas entre distintas universidades (página 72 del programa). El programa contempla así mismo potenciar la docencia, la investigación, la creación, la interdisciplina, la vinculación con el medio y la innovación en estas disciplinas. Así mismo incluye la creación de un Instituto Público de Artes, Humanidades y Ciencias Sociales. Desafíos programáticos que desde las ciencias sociales deberíamos velar y apoyar en su consecución.
Si bien en ambos programas se ven marcadas diferencias, hay vacíos que también se deben de considerar y trabajar, que llevan a un modelo educacional en general que va en desmedro a las ciencias sociales y ciencias aplicadas en general. Los ejes programáticos también deben de hacerse cargo de elementos de base, como es por ejemplo lo dispuesto por la Ley General de Educación, la cual hace una división entre la formación humanista y la científica, imponiendo un sesgo en la formación que ya establece distingos entre lo que debe ser ciencia y que no. Hoy, a manera de ejemplo, las ciencias sociales no podemos pensarlas alejadas de elementos matemáticos y estadísticos que se refuerzan en esa área científica, al igual que las ciencias puras como la medicina, por ejemplo, no podemos pensarla desde una mirada social y critica. Así mismo enfrentamos a una selección universitaria, que nos refuerza este sesgo, ponderando una clase de conocimiento diferenciada según él área de formación profesional, creando pruebas especiales para esa área “científica”, mientras que generan pruebas de historia y ciencias sociales, donde se ponderan mayormente lo histórico y el dato duro historiográfico, sin desmerecer la historia.
Dentro de los grandes desafíos que se deben de asumir, es el deber de trabajar en conjunto por una educación científica que no solo sea de exclusividad disciplinar de la formación académica de la educación superior, sino que también hoy se debe de dar énfasis a la enseñanza de la investigación científica, con una mirada crítica, desde el ámbito escolar, que sea transversal y permanente en todas sus áreas y enfoques paradigmáticos.
El desarrollo científico y del conocimiento debe dejar de estar solamente al servicio de una elite académica y en cómo llenar parámetros que no solo lleven a una certificación y acreditación de los centros de educación superior, sino que también son tendientes a la distinción del tipo de producción científica que es validado en condición de parámetros que normalmente se asocian a la ciencia dura y no a las ciencias aplicadas, sobre todo que responden a sistemas de financiamiento complementario de las universidades. Son estos sistemas de financiamiento ligados a la necesidad de producción científica, que también considere las ciencias aplicadas, los que se deben de revisar en conjunto, desde un futuro gobierno y la comunidad científica en todas sus áreas.
Es así que las ciencias y las ciencias sociales en particular, no solo deben de ser consideras programáticamente en propuestas presidenciales, sino debe de ser un trabajo permanente en el desarrollo social y económico del país.